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18 agosto, 2024

PUENTE DE BALMASEDA




 



       El puente medieval de Balmaseda (Vizcaya) se eleva con su porte elegante sobre el río Cadagua. Este puente, como cualquier otro, permite unir dos orillas, para aquel que se tome la molestia de caminar de una hacia otra. Construir puentes entre las personas y las visiones del mundo es obra de los "pontífices". Uno se convierte en "pontífice", en este sentido etimológico, cuando sabe salir de su propia visión, no para renunciar sin más a ella, sino para corregirla y completarla. Cada objeto de contemplación y, más aún, el conjunto de la realidad a nuestro alcance, ofrece múltiples perspectivas, llamadas a encontrarse. Como es proverbial decir, la realidad es poliédrica. 
       Una persona "dogmática" sería aquella que no acepta esta complejidad de lo real, que se recluye en su certeza particular, buscando subterfugios para no exponerse a los argumentos o experiencias que van en contra de ella. Piensa equivocadamente que perder esa certeza adamantina significaría descabalgarse de la Verdad, aquella Verdad que se dio íntegra al principio y que hay que mantener como se dio entonces, sin quitar ni poner nada. Ahora bien, este tipo de mentalidad no se da sólo en el campo de la religión sino también en las diversas ideologías que luchan enconadamente entre sí. Ya los antiguos filósofos de la escuela escéptica señalaron que la actitud predominante en una persona así es el “miedo”. Se trata del miedo de que, por el contacto con los otros, uno mismo empiece a dudar de lo propio. 
       Este mensaje que llama a la construcción de puentes y de confluencias, en una época como la nuestra, de exacerbadas confrontaciones ideológicas, de polarización política de las sociedades, es más relevante y más necesario que nunca.

27 julio, 2024

NECRÓPOLIS DE SAN ANDRÉS


 





       Explica San Juan Damasceno (s. VIII), en su magna obra de síntesis teológica Exposición de la fe, capítulo 85, los motivos que hay para que la adoración de los cristianos se efectúe hacia Oriente. La principal razón es que el Dios que se revela y que se encarna se nos presenta como luz, y la luz natural, que también es un don divino, se nos aparece cada día por el este. Así ocurre, evidentemente, en cualquier punto del globo en que nos encontremos…

      También a la hora de enterrar a los difuntos se ha tenido en cuenta el modo de su colocación, la orientación del cuerpo. Y los musulmanes dan aún más importancia a esto: es sabido que posicionan a sus difuntos mirando hacia La Meca. Notemos que “orientación” viene precisamente de “oriente”. Y está también el tema de la orientación que uno da a su vida. De hecho, metafóricamente hablando, la colocación en la que uno queda en la muerte habrá de ser la misma que uno ha llevado en su vida, cuando tiene esa disposición, por su libertad, de dirigir sus pasos y sus actos con una u otra finalidad. El ideal es vivir bien, bien “orientado”, y morir tal como uno ha vivido. Sólo una persona así puede influir sobre los demás, incluso tras su muerte, y ser fecunda.

      En esta necrópolis de San Andrés, junto a Villarcayo, se observa, en las tumbas antropomorfas, la dirección hacia el este, además de que también la losa está inclinada hacia esa parte.

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