Me fascinan las torres de edificios religiosos, sean éstos iglesias, mezquitas u otro tipo de construcción. Su verticalidad remite al cielo, donde tradicionalmente, según la cosmovisión de diferentes religiones proféticas, habitaría la divinidad omnisciente que todo lo controla. En lo alto de una torre, uno parece hallarse, según ese esquema espacial, más cerca de la divinidad, y también, por lo mismo, más lejos de la mezquindad, de las miserias humanas. Se juntan por tanto, en la contemplación de una torre o cuando contemplamos desde ella, dos evocaciones, la del acercamiento a lo divino y la del alejamiento del mal de esta tierra. Si tenemos que resumir con una sola palabra ambas evocaciones, diremos que una torre sugiere la idea de santidad. Y aún una sugerencia más: la belleza de estas construcciones es expresión de la belleza suprema, belleza de la que participan en mayor o menor medida los seres de este mundo.
Bienvenidos al Blog de Javier Moreno Pampliega. En este sitio encontrarás una reflexión sobre el tema filosófico de la verdad y sobre las religiones en cuanto portadoras de tal verdad.
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02 noviembre, 2022
ALMINARES DE MARRUECOS
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