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16 diciembre, 2023

RESORTES HUMANOS


                                             


       El capitalismo se presenta hoy como sistema económico no ya hegemónico o imperante sino como el único, como si ni siquiera pudiera plantearse otro. A lo sumo se propone “refundarlo” para adaptarlo a las nuevas circunstancias. Y es verdad que el capitalismo posee una muy eficaz capacidad de adaptación, de modo que siempre resulta, por así decir, evolutivamente triunfante. Como si tuviera un profundo núcleo de arraigo en la naturaleza humana que lo hiciera insustituible… Yo sí creo que el sistema se impone y no tiene competencia, por su adecuación a la naturaleza humana real. Entiendo que el sistema económico capitalista guarda una correspondencia perfecta con la fenomenología del yo humano, el que se manifiesta en todo tiempo y en todas las latitudes culturales. Ese yo se presenta siempre como afirmador de sí mismo e insaciablemente posesivo, ciegamente instrumentalizador de los otros yos, además del conjunto de la naturaleza. Por cierto, que los defensores del sistema tienen este argumento a su favor. Los detractores del mismo dicen que el sistema genera una enorme injusticia y está destruyendo la Tierra… y también ellos tienen razón. Y es verdad también que los intentos, simplemente racionalistas o ideológicos, por sustituirlo han fracasado, degenerando en la creación de nuevas instancias de poder que a su vez han provocado aún peores injusticias y una espantosa violencia. Pienso que no hay salida mientras no se llegue a una transformación profunda del ser humano.

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