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17 octubre, 2022

CONFLUENCIAS

Me gustan las confluencias de corrientes de agua, como cuando un río desemboca en otro o un río en el mar. En la imagen de portada del blog aparece la confluencia de los ríos franceses Ródano y Saona en la ciudad de Lyon. Saona es el de la izquierda, que viene del norte. Ródano es el de la derecha, que nace en Suiza. Cuando saqué la foto, en 2010, literalmente con mis zapatos en el agua, se estaba iniciando la construcción, tras de la valla de color azul, del que ahora es ya el flamante Museo de las Confluencias Obviamente, el Museo no celebra tan solo las confluencias de aguas que se dan en nuestro planeta, que ya son para celebrar, sino ante todo las "confluencias" humanas, las confluencias culturales. Pues las culturas, las sociedades, las religiones también, no son unidades creadas de una vez por todas sino corrientes que se extienden en el tiempo y que se mezclan, que se transforman mutuamente, y felizmente... Unas nos llevan a otras. Todas están conectadas, en mayor o menor medida. Podemos navegar por varias, y sería inútil poner aduanas entre dos de ellas. En todo caso, lo que sí cabe es construir entre todos canales que vinculen unas cuencas con otras, lo que también se hace con los ríos, para mejor aprovechar su potencial. Añado ahora otra foto, de otra confluencia fluvial, más humilde, ésta en nuestro país. 

Es la desembocadura del río Onyar, el que aparece en primer término y recorre el centro de la ciudad de Girona, en el río Ter, el que terminará vertiéndose en el Mediterráneo.   

 



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